viernes, 1 de febrero de 2019

Me he convertido en la pesadilla de un poeta

Me he convertido en la pesadilla de un poeta.
En mi propia pesadilla
En anhelos buscando y buscando,
cada vez más alejada del mundo me he perdido, te he perdido,
En un intento de civilización me he cubierto los pies
y perdido el contacto con la tierra divina,
que de tanto en tanto despedía en sueños,
para ascender de vez en tanto a la nebulosa ignota aventura de lo desconocido.


He asfixiado mi voz con en angulo de una pendiente pedestre
He decapitado mi propia fuente, amada mía de tantos años,
En silencio y sistemático, como un depredador a sangre fría con riesgos y tazas,
He degollado a mi propia musa y alabado a dioses vacíos y falsos, como el dios verde,
Perdiendo el contacto con mi propia religión,
Despreciando todo el amor y el calor que un verso pudo haberme entregado todo estos inviernos,
Perdiendo sistemáticamente cada tren que me pudo haber llevado a otra metrópoli efímera de clandestino nombre,
Un nombre de poeta, de literato, de musa, de dios.
He arrancado de mi propio ser, he negado el poder que me fue otorgado de nacimiento, ese poder divino de creación y me arrepiento.
Me arrepiento de rodillas, sin poder perdonármelo siquiera con un mar, dos, siete...
Deseo arrancarme las pedrestres pieles que me visten y volver al origen,
Ser una pequeña dios de mi propio edén, como era antes del antes.
Deseo recuperar mi herencia, replantar las raíces de mis pies.
Deseo desaparecer omnipresente en las infinitas palabras pensadas nunca,
Observarte amante, intelectual, y cotidiano
Llenarme de ti y colmarme de lo inteligible y celeste de tu mente.


07/03/2016