viernes, 1 de febrero de 2019

Sopor

¿Por qué los brillos se opacan?
¿Por qué el tiempo ante mis ojos marchita las flores?
¿Por qué no puedo salir del sopor de lo vacío,
ni del cuerpo lánguido, ni de la mirada taciturna?


¿Por qué siento que ya nada me pertenece?
¿Por qué esa voraz bestia me encara famélica?
¿Es que acaso no te he alimentado lo suficiente?
¿Es que acaso el obsequio de la vigilia incansable no te colma?
¿Es que acaso la entrega de mi cuerpo adolorido y mi alma desecha
a tu propósito voraz no ha reclamado lo suficiente?
Mi cansancio a tu nombre no es suficiente,
Ni la copa colmada con mis lágrimas a tu salud lo es tampoco.


Mi tiempo, mi soledad, mis pensamientos, mi euforia,
mi reflejo... Cada día más tuyo,
Cada día menos mío.
Cada día yo más grande a los ojos,
pero más exánime a lo invisible.


¿No te basta con haber quebrado mi espíritu?
¿No te basta con haberme puesto de rodillas?
¿No te basta con haberme puesto de rodillas?
No.
No te basta con haberme dejado con las manos vacías
acompañadas de tu risa sardónica.


Creo que estoy volviéndome etérea como deseaba,
pero ya no se si estoy tan segura de ascender
a donde todos desean estar ascendiendo...